Empezamos la aventura desde Fez bien temprano por la mañana, saliendo rumbo al sur. A medida que dejamos atrás la ciudad, el paisaje cambia: atravesamos montañas, pueblos bereberes y bosques de cedros. Hacemos una parada en Ifrane, también conocida como la «Suiza marroquí», y en el bosque de Azrou, donde puedes ver a los monos del Atlas.

La ruta sigue hasta llegar al impresionante Valle del Ziz, un oasis enorme lleno de palmeras que rompe con el paisaje árido del desierto. Paramos para tomar algunas fotos y estirar las piernas antes de continuar hacia Merzouga. Ya en las puertas del Sahara, te espera una experiencia única: dormir frente a las dunas del Erg Chebbi, con el silencio del desierto como compañero.

Hoy nos quedamos en la zona del desierto para empaparnos de su magia. Después del desayuno, cogemos un 4×4 para explorar los alrededores. Además, tendrás tiempo para conocer a las familias nómadas, que nos abre las puertas de su tienda para mostrarnos su forma de vida: sencilla, sin lujos, pero llena de hospitalidad y sabiduría. Tomamos un té con ellos y aprendemos de su día a día en medio de las dunas.

Seguimos hacia el pueblo de Khamlia, donde sus habitantes, de raíces africanas, nos reciben con su música tradicional gnawa. Los ritmos hipnóticos y los tambores nos conectan con la esencia más profunda del desierto. Por la tarde puedes subir a las dunas para ver la puesta de sol o simplemente sentarte a disfrutar del silencio y la inmensidad del Sahara. Noche mágica asegurada.

Nos despedimos del desierto después de ver el amanecer sobre las dunas, un espectáculo de luz que no se olvida. Luego ponemos rumbo a Rissani, donde visitamos su mercado tradicional. Aquí puedes ver cómo era el comercio en Marruecos hace siglos: trueques, burros, alfombras, especias y gente local por todas partes.

Continuamos hacia las famosas Gargantas del Todra, un cañón natural con paredes de más de 300 metros. Paseamos un rato por este lugar increíble antes de seguir hasta el Valle del Dades, conocido por sus formaciones rocosas únicas y pueblos de adobe. Dormimos en un riad con encanto, rodeado de montañas y palmeras.

Último día de viaje, pero aún con muchas joyas por descubrir. Salimos temprano hacia Ouarzazate, la «puerta del desierto» y ciudad de cine. Luego llegamos a Ait Ben Haddou, una antigua kasbah de adobe Patrimonio de la Humanidad. Paseamos por sus calles de barro y subimos hasta lo más alto para disfrutar de las vistas del valle.

Después cruzamos el Alto Atlas por el puerto de Tizi n’Tichka, con paisajes espectaculares que van cambiando a cada kilómetro. Finalmente llegamos a Marrakech, donde termina esta aventura intensa, llena de contrastes, paisajes únicos y momentos que recordarás para siempre.