Fez, una de las ciudades imperiales más fascinantes de Marruecos. Al llegar, te acompañamos hasta tu riad dentro de la antigua medina, un lugar que conserva el encanto del pasado. Después de instalarte, un guía local te llevará a descubrir los secretos de esta ciudad milenaria. Caminamos por los callejones estrechos de la medina, donde los olores a cuero, especias y pan recién horneado te envuelven.

Visitamos los famosos curtidores de Fez, donde el proceso artesanal del cuero ha permanecido inalterado durante siglos. También pasamos por las madrazas, antiguas escuelas coránicas, y los zocos especializados en todo tipo de artesanías: cerámica, metal, textiles. Cada rincón de Fez cuenta una historia, y su riqueza cultural te dejará fascinado desde el primer día. También tendrás la oportunidad de observar el contraste entre la ciudad nueva y la antigua, dos caras de una misma alma.

alimos temprano hacia el sur cruzando el Medio Atlas. Nuestra primera parada es Ifrane, una ciudad con arquitectura de estilo europeo, conocida como la Suiza marroquí por sus casas de tejados inclinados y calles cuidadas. Después, continuamos hacia el bosque de cedros de Azrou, donde podemos ver a los monos del Atlas en su hábitat natural. La carretera ofrece vistas espectaculares y cambia constantemente de paisaje.

Seguimos atravesando montañas y pueblos bereberes hasta llegar al impresionante Valle del Ziz, un inmenso palmeral que serpentea entre cañones de roca rojiza. Paramos para admirar el contraste entre el verde del oasis y los tonos áridos del entorno. Al final del día, llegamos a Merzouga, junto a las dunas del Erg Chebbi, donde comienza nuestra aventura en el desierto. Te alojas en un campamento o en un riad frente a las dunas, perfecto para disfrutar del silencio del Sahara y la inmensidad del paisaje.

Hoy exploramos a fondo la zona del desierto. Por la mañana, hacemos una excursión en 4×4 que nos lleva hasta una familia nómada, donde descubrimos su modo de vida basado en la sencillez, la hospitalidad y la conexión con la naturaleza. Compartimos un té con ellos y aprendemos sobre su día a día en este entorno tan extremo, desde el pastoreo hasta la cocina tradicional.

Después, llegamos al pueblo de Khamlia, donde sus habitantes, descendientes de antiguos esclavos del África subsahariana, nos reciben con música gnawa en vivo. Este ritmo ancestral tiene un poder espiritual y festivo que nos envuelve por completo. Por la tarde, puedes pasear en camello por las dunas, observar cómo el sol se esconde tras el horizonte dorado y disfrutar de una noche mágica bajo las estrellas, con música tradicional junto al fuego.

Tras el desayuno, dejamos el desierto para dirigirnos hacia Rissani, una ciudad con un animado mercado donde todavía se comercia como antaño. Es un lugar perfecto para conocer los productos locales, como los dátiles, las especias y la artesanía tradicional. Rissani también fue un importante punto de partida para las antiguas caravanas que se dirigían a Tombuctú.

Desde Rissani, seguimos hacia las espectaculares Gargantas del Todra, donde el río ha tallado un desfiladero de paredes verticales que alcanzan los 300 metros. Paseamos junto al agua, sintiendo la frescura entre los altos muros de piedra. Continuamos hacia el Valle del Dades, famoso por sus formaciones rocosas conocidas como los “dedos de mono” y sus pueblos de adobe. Nos alojamos en un riad con encanto, con vistas al valle y rodeados de tranquilidad, donde puedes disfrutar de una cena tradicional en un entorno acogedor.

Tras el desayuno, seguimos hacia Ouarzazate, la ciudad del cine marroquí. Aquí puedes visitar los Estudios Atlas, donde se han rodado películas como Lawrence de Arabia, La Momia o Gladiator. Después, visitamos la joya del sur: la kasbah de Ait Ben Haddou, una fortaleza de adobe Patrimonio de la Humanidad. Paseamos por sus callejones y subimos a lo alto para disfrutar de las vistas del valle y las montañas.

Cruzamos el Alto Atlas por el impresionante puerto de Tizi n’Tichka, donde hacemos paradas para disfrutar del paisaje montañoso y tomar fotos. A lo largo del trayecto, observamos cómo cambian los paisajes desde lo árido y rojizo del sur hasta los colores más verdes del norte. Llegamos a Marrakech por la tarde, donde te espera un alojamiento tradicional en plena medina. Es el momento ideal para una cena tranquila o una primera caminata por la ciudad roja.

Este día está dedicado a descubrir el alma de Marrakech. Un guía local nos acompaña por los monumentos más emblemáticos: la Mezquita Koutoubia, el Palacio Bahía, las Tumbas Saadíes, y los jardines escondidos entre los muros de la ciudad. Paseamos también por los zocos, donde cada calle es un mundo de colores, sonidos y artesanía. Nos detenemos a observar cómo trabajan los herreros, tintoreros y vendedores de especias, una experiencia que estimula todos los sentidos.

La visita termina en la famosa plaza Jemaa el-Fna, el corazón palpitante de Marrakech. Al caer la tarde, la plaza cobra vida con músicos, encantadores de serpientes, contadores de historias y puestos de comida que llenan el aire de aromas deliciosos. Por la tarde puedes seguir explorando por tu cuenta, visitar un hammam tradicional o simplemente sentarte en una terraza y observar el ir y venir de la ciudad mientras disfrutas de un té con menta.

Dependiendo de la hora de tu vuelo, tendrás algo de tiempo libre para disfrutar de tus últimas compras o caminar por la medina. Luego realizamos el traslado al aeropuerto, cerrando así una semana intensa, llena de contrastes, paisajes únicos y experiencias inolvidables por el corazón de Marruecos. Es el final de un viaje que seguramente dejará huella en tu memoria y en tu corazón.